La palabra "colapso" está apareciendo con cada vez más frecuencia en las noticias, las redes y el mundo de la cultura. Es una palabra que evoca eventos épicos y dramáticos, inevitablemente vinculados con el fin. A veces no sabemos bien de qué, ¿de nuestra civilización, de la especie humana, del planeta? Esta imagen de final puede generar diferentes reacciones: interés, rabia, ansiedad, miedo, evitación y apatía. Para algunas personas, contemplar el posible final, implica una invitación a mirar atrás y considerar, con genuino interés, la pregunta: ¿cómo hemos llegado aquí? No se puede resolver un problema desde el mismo paradigma que lo ha generado. Esta cita de Einstein se podría considerar como el lema de lo que encontrarás en estas páginas. Nuestro interés principal es entender de la manera más completa y profunda posible cuáles son los factores que han configurado este desenlace para la humanidad. Sin esta claridad y comprensión, cualquier propuesta o idea que pueda surgir en respuesta será probablemente una continuación del paradigma que la ha generado- Revisar y cuestionar el paradigma en el que vivimos es una tarea más ardua de lo que podemos pensar. Como en la frase atribuida a Foucault "El pez nunca descubre que vive en agua", nosotras también vivimos inmersas en una serie de concepciones, creencias y teorías que damos por hechas hasta el punto de considerarlas realidad, sin cuestionamiento. El coraje de cuestionar Estas creencias, teorías y concepciones constituyen el sustrato que articula y sostiene nuestra vida, ya que, para vivir, necesitamos tener un marco de referencia que nos ayude a entender e interpretar lo que vivimos. Sin ello, no tendríamos referencias y nuestra experiencia de la vida sería algo caótica y difícil de navegar. Como animales, compartimos toda una serie de instintos e impulsos que nos ayudan a vivir en nuestro entorno; pero para los seres humanos, nuestras experiencias incluyen el elemento cultural. El paradigma cultural es la piedra angular que sostiene nuestra manera de entender el mundo y todo lo que ocurre en él. El paradigma cultural incluye lo que es la ciencia, las artes, la religión, el lenguaje, en fin, todo lo que no es instintivo en el ser humano. El paradigma cultural, de hecho, puede llegar a interferir con los instintos e impulsos que hemos heredado a través de nuestra biología. Así que cuestionar nuestro paradigma cultural quiere decir abrirnos a la posibilidad de descubrir que lo que hemos dado por cierto: aquello que ha sostenido nuestras vidas hasta ahora, podría ser incorrecto, parcial, sesgado e incluso dañino. Por esto, consideramos que esta tarea necesita de cierto coraje, valentía, apertura y paciencia. Es una tarea que se hace mucho más rica cuando la compartimos con otras personas, así que te animamos a compartir aquello que te parece interesante y útil en estas páginas.
Adaptarnos a un nuevo escenario Una de las capacidades que ha permitido la supervivencia de nuestra especie, como todas las especies, es la adaptación. Para esto, hacernos conscientes de nuestro paradigma, de sus limitaciones y abrirnos a crear otro más coherente con la realidad en la que nos encontramos, parece una tarea necesaria para la humanidad. Es comprensible que, en un principio, nos cueste encajar un cambio de realidad tan drástico como lo que se perfila en el escenario del colapso. Sin embargo, la evitación y el pensamiento mágico de "Seguro que alguien lo arreglará" o "Seguro que no será tan malo como dicen" nos atrapa en el inmovilismo y no nos permite avanzar en el proceso de adaptación que es indispensable para la supervivencia. HEMOS OLVIDADO
Paseamos por la montaña como si fuera un fondo de pantalla no vemos la encina sedienta que suspira y se estremece vemos verde, un color genérico, sin matices vemos el concepto de "montaña" a veces algo nos llama, sacamos el móvil para hacerle una foto y seguimos con nuestra incesante verborrea, con la preocupación insaciable intentando perfeccionar los detalles de esta película de las que nos pensamos protagonistas. Hemos olvidado el Precámbrico 800 millones de años sin vida 2100 millones de años sin oxígeno Hemos olvidado el Paleozoico 4 mil 89 millones de años antes de que pudiera aparecer una planta, con sus verdes lenguajes Hemos olvidado los 103,3 millones de años bajo la cubierta silenciosa del hielo. Hemos olvidado, por esto seguimos creyendo que lo tenemos todo bajo control. Las cigarras no se cansan de insistir: "Escucha, escucha, escucha… " Tatiana Sibilia
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