mapas para el colapso
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POESÍAS

Todas las poesías que encuentras aquí son mías, a menos que no lo indique. Si las consideras dignas de ser compartidas, cosa que me halagará, te pido sólo que primero te pongas e contacto conmigo. Gracias

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MI JARDÍN
Los ojos no dejan de festejar
tus colores y formas. Algo incomprensible
me atrapa y embelesa.
La mirada persigue el milagro de tu piel
donde la tierra húmeda da a luz criaturas tiernas,
verdes y pálidas.
El florecer inesperado, la sorpresa matutina,
el abrirse inevitable al estrago
de ofrecer belleza a este mundo.
CONFINADA
Las poesías que vienen a continuación, son parte de un proyecto que desarrollé durante el primer confinamiento para mantener un registro visual y escrito de mi experiencia y las reflexiones que me trajo. Este proyecto culminó en una exposición en marzo del 2021.
Si quieres ver el dosier con todas las poesías y fotografías, puedes descargarlo aquí.
descargar dosier

PUNTO DE RUPTURA
No puedo asimilar el destino y la derrota
varados cada día en esta red virtual.
Lágrimas de innumerables ojos rebullen
y quedan atrapadas en nudos digitales-
Todo me inunda, todo urgente, todo pide atención:
un dilema moral insoluble.
Me cierro, almeja huidiza. Me abro, la sal me escuece.
No hay reparo en este océano lacerado por arrastreros.
La cuerda que me amarra se deshilacha inexorable
en las mareas que tragan civilizaciones.

DESGARRADOR
El primer sonido de un avión desgarra el aire,
cuchillo abrasador y prepotente.
Me destroza, desprovista,
como si el sedoso tejido de mi vientre
estuviera expuesto a su invasión metálica, abrasiva.
Quiero hacerme inmensa y reclamar el cielo entero
quiero extender mis brazos y abrigar a todas las criaturas del aire
lloraría si no fuera que algo en mí también, se ha acostumbrado a esta dureza, a esta violencia que llamamos normalidad.

PRIMERA FASE
Hemos salido.
Y todo es como antes.
El mar se ondula y la luz se rompe en la espuma.
Los que habían soñado un mundo diferente
tendrán que esperar.
HERMANDAD
El privilegio de estar sentada en este jardín
escribiendo palabras volátiles
incluso gozando de esta reclusión.
¿Quién decide el destino de cada alma?
¿Quién escribe los mandatos?
¿Quién mira al otro lado?
El pájaro carpintero clava las preguntas en la madera.
La jaula que nos confina distorsiona la perspectiva
normaliza la agonía y la convierte en un drama individual.
¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?

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LAS PALABRAS TAMBIÉN LLUEVEN
Estas poesías las escribí entre mayo 2021 y agosto 2022, en la época de sequía.
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El cielo

El cielo está escupiendo,
todo debe verse muy claro
desde arriba
las calles no se esconden
detrás de las esquinas
yacen desnudas, mostrando
el mapa de la miseria y el asombro
el laberinto de la soledad y el anhelo.

El cielo lo está intentando,
durante días hemos estado mirando
esperando, expectantes
preguntándonos cuándo
finalmente vendría lo inevitable
las lágrimas que traen alivio
a los que se esfuerzan para permanecer
aquí en esta tierra.


Pero no vienen,
las nubes se arrastran indiferentes
entumecidas, tal vez ellas también están intentando
simplemente de tirar adelante.


Sin moverme

Sol naranja
lo bebo como un zumo
¿Cuántas veces me he sentado en este viñedo?
¿Me estoy volviendo complaciente?
¿Se siente así estar presente?
¿Lo estoy haciendo bien?

Tal vez sea por mis gafas que
siempre tengo la sensación de estar mirando
desde algún otro lugar
más desapegado.

Las nubes irrumpen, impresionantes
me rindo el hecho de que las olvidaré
no las quiero atrapar en una foto.

Un rayo azota el borde de la colina
mi nuca responde ladrando.
El cuerpo, este extraño animal que habla con el rayo
mientras yo reflexiono sobre algún aspecto
conceptual de mi existencia.

Un padre en la casa de al lado está traspasando
las instrucciones ancestrales
que todos los padres deben dar
a sus descendientes:
-¡No te quedes al lado de un árbol
en la tormenta eléctrica!-

La gente de lejos chilla como si estuviera
viendo un partido de fútbol.

Y entonces, completamente inesperada
la lluvia viene por detrás.
Ya
amasada en gotas gruesas y pesadas
como bollos de azúcar.

No me muevo de esta roca
quiero saber como es
ser parte de esto.

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Verano 2021

Te he estado esperando
todas las mañanas abro la puerta
y busco señales en el aire.
Algunos días parecía que ibas a venir
y mantuve la esperanza
abierta, un ala frágil en el viento.
Ahora incluso eso se ha secado
y mis ojos solo escudriñan el cielo
sin permitir que el corazón vea o hable.

Ayer, de paseo por el bosque
me encontré con la vecina:
-¿Cómo estás? ¿Qué tal las vacaciones?-
Su voz salpicaba alegría ordinaria.
Yo solo me preguntaba
por qué no nos lanzábamos
en un abrazo, como si nos acabáramos de encontrar
en la zona cero, después de la explosión.
-Todo este marrón quebradizo no es otoño, ¿sabes?
es el bosque jadeando por agua.-
Pero las palabras se quedaron en mi boca
semillas amargas que no está bien compartir.

Camino como si estuviera
visitando a un familiar moribundo
mientras otros corren y charlan, 
el bosque, un mero telón de fondo de su rutina diaria
pero las llamas en California han consumido
367,4456601 hectáreas y en Sierra Bermeja
siguen ardiendo.

Camino plantando las preguntas en el suelo:
¿Qué necesita el bosque de mí ahora?
¿Cómo debo hacer compañía a los árboles?


Besos en la noche

De repente, está lloviendo
me gustaría que pudieras escuchar conmigo
el sonido de las gotas
como mil monedas de plata esparciéndose
en el cuenco de un mendigo
si viviera bajo un techo ordinario ahora
estaría durmiendo, separada del cielo.
En cambio, estoy despierta, después de tanta espera
imaginando las plantas embuchándose de agua
llenando sus raíces, colmando las hojas.
Ojalá pudiera besar cada gota antes
de entregarla a la tierra.
Si hay oído en el cielo espero
que escuche el temblor de esta alegría,
la lluvia cae con tal pasión que me pregunto
si mañana, la montaña entera dará a luz.



Solastalgia

Hemos aprendido
en el largo remolino del tiempo
a curar las heridas, a llorar la muerte. 

Hemos aprendido
a reconstruir los sueños 
y apilar las piedras para que sean
testigos y cobijos. 

Hemos aprendido
que en silencio el corazón
se renueva y vuelve a brotar
aún después de la guerra, de la hambruna
del desgarro y el exilio. 

¿Pero cómo podemos
aprender a sostener el dolor
de que todo se derrumbe
el glaciar, el océano, las estaciones?
¿Cómo podemos ser testigos 
de la ruptura en el legado de las
especies, de los elementos
sin que nos invada un dolor 
incomprensible para el cual
nuestro corazón está completamente
desprovisto de instrucciones?

Solastalgia es un neologismo que describe una forma de angustia, estrés mental o existencial causado por el deterioro medioambiental. Acuñado por el filósofo Glenn Albrecht en el año 2005, el término está compuesto por la palabra latina sōlācium (comodidad) y la raíz griega -algia (dolor). A diferencia de otras enfermedades, la solastalgia hace referencia a la angustia específicamente causada por el cambio ambiental. En el año 2015, la revista médica The Lancet incluyó solastalgia como un concepto de contribución al impacto del cambio climático en la salud o bienestar del ser humano.
Lluvia

Lejos                            Lamen                               Luz
Llora                             Lirios                                        Latente
Una                              Un                                                      Une
Vieja                             Vacío                                                           Venenos
Ilusión                         Inesperado                                       Impermeables
Ávida                           Abrumador                                Ácidos

Impaciencia

Pedí mi ensalada hace 20 minutos.
Aún no ha llegado
lo llevo bastante bien,
quiero ser una buena persona.
Pero ahora la impaciencia ha llegado
a sentarse en mi mesa, tamborileando los dedos
mirándome a los ojos:
"No tenemos todo el día, sabes."

El cielo está grávido con el peso
de todas las lágrimas no derramadas,
agraviado por cada vez que lo intentó,
pero no pude.

En la mesa de al lado una mujer
está amamantando un bebé diminuto,
todavía arrugado de nacer.
El pecho es enorme en su cara
mientras yace aplanado en su regazo
como un guante tirado sin pensar.
El seno es una masa densa que proporciona alimento
mientras le aplasta como una nube oscura y opresiva.
Ella está inclinada, hablando con sus compañeros
en el mundo arriba de la mesa
él está en el inframundo.
Un pequeño ruido de incomodidad viene del pequeño.
"¿Qué pasa contigo?" 
La voz como papel de lija
sobre la piel de pétalo indefenso.
Habla con el tono de un relámpago.

Mi ensalada llega,
miro las hojas pálidas
mi hambre ha desaparecido
como la lluvia.

Misticetos

A pesar de estar encerrada por edificios
me di cuenta de luz
un fuego en el yesquero del cielo.
Los ladrillos repentinamente brillantes
cautivados por el incendio, resplandecientes
en un frenesí de rojos dorados.

Mis ojos inquietos
buceaban hacia arriba, para atestiguar
el encuentro entre truenos y fulgor.
Las ventanas brillaban con desarreglo,
la urgencia del deseo no cumplido golpeaba
el cristal como un corazón envalentonado
por la certeza.

Entré en la puerta corriendo
volando por las escaleras
pronosticando el inminente,
inevitable aguacero
rebosante de fe y anticipación.

Ahora sucedería
Ahora vendría el alivio.

En la cocina me senté en la ventana abierta
como si me hubieran llevado, a última hora
en un asiento de primera fila
justo cuando las luces se atenúan y
se hace un silencio reverente.

Lo que apareció ante mis ojos
fueron criaturas luminosas tan vastas
que traspasaban el espacio y la imaginación.
Solo podía ver sus vientres moviéndose
lentamente a través del cielo, pesados y dignos
sus cuerpos llenaban el aire con un olor
de sal y añoranza.

Tal vez eran las almas de los que, perseguidos
y arponeados en un mar de sangre
ahora estaban en procesión silenciosa
hacia otro lugar, sin mirar abajo
a nosotros, aquí sedientos.

Los misticetos (Mysticeti), conocidos comúnmente como ballenas barbadas, forman un parvorden del infra orden Cetacea (ballenas, delfines y marsopas). Son un grupo muy distribuido y diverso de mamíferos marinos carnívoros que se caracterizan por contar con barbas en lugar de dientes. Mysticeti comprende las familias Balaenidae (ballenas francas), Balaenopteridae (rorcuales), Cetotheriidae (la ballena franca enana) y Eschrichtiidae (la ballena gris). Actualmente existen quince especies de misticetos. Aunque históricamente se consideraba que los cetáceos descendían de los mesoniquios, las evidencias moleculares apoyan su parentesco con los artiodáctilos. Los misticetos se separaron de las ballenas dentadas (Odontoceti) durante el Eoceno.
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foto desde el Parque de Sant Llorenç del Munt i l'Obac, despues del incendio de julio 2022.

Verano 2022

Se incendió el verano
y se convirtió en agujero
negro y pegajoso
sollozan los sueños de los niños
el futuro es hoja y es pinaza. 

El fuego nos mira
con ojos mojados en
lágrimas de piedra.
El fuego baila su danza y no le importa
si entendemos, o no, su lengua viva.
El fuego desata la locura y la suelta
corriendo por los bosques abandonados. 

Las pantallas nos miran,
prisioneras del aire condicionado
escuchamos discursos criados en las cenizas
miramos a otro lado.

Al otro lado
nos espera la hambruna,
mirándonos con ojos huecos
y arrojando un silencio innombrable
hacia el cielo.

El cielo nos mira, con ojos sin tiempo.
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Río Trueba, cerca de Espinosa de los Monteros, Burgos

Tarde al lado del río

El mundo me acoge
hay sitio para este cuerpo
en los pliegues de las hierbas
en los caminos de tierra
en los huecos de las rocas
en las ramas oscuras.
Hay sitio para este cuerpo animal
que respira los silencios de las montañas
y duerme en los sueños de los ríos.
Hay sitio para este cuerpo humano,
solo tengo que quitarme la ropa,
los zapatos y las palabras.
El mundo siempre estaba ahí,
con los brazos abiertos.


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